Ayer por la noche nos visitaba la centenaria Orquesta de la Suisse Romande con un programa orquestal exquisito. Con un despliegue de más de 100 músicos encima del escenario del Palau de la Música, la llegada del director Jonathan Nott ya llenó de aplausos la sala.

 'Clair de lune' de Debussy, el tercer movimiento de la Suite Bergamasque, una maravilla pianística adaptada para orquesta, que con tan solo seis minutos ya cautivó el público.

El solo de fagot que marca el inicio de la 'Consagración de la primavera' ya auguraba el momento álgido de la noche: la pieza más polémica de Stravinsky, llena de complejidad y ritmos. Con gran precisión, Nott y la OSR demostraron el dominio de esta obra monumental.

En la segunda parte, la esperada aparición de Midori. La reconocida violinista con una amplia experiencia en todos los escenarios del mundo, interpretó el 'Concierto para violín' de Sibelius. Esta creación, una de las más bellas del autor, emocionó y conmovió, especialmente en su segundo movimiento. 

La violinista quiso agradecer los largos aplausos del público con el 'Preludio de la Partita núm. 3' de Bach.