Con un Palau de la Música Catalana lleno a rebosar y con una fuerte asistencia de autoridades, el público de la noche recibió de pie al gran maestro Zubin Mehta. A paso lento pero decidido, el director apareció en el escenario donde ya residía la Orquesta Filarmónica de Múnich. Un tándem muy esperado que firmó una noche para recordar.
Las impecables sinfonías 2 & 4 de Johannes Brahms fueron la banda sonora de un concierto lleno de exigencia y delicadeza. Dos magníficas obras en las que Mehta demostró porqué siempre ha sido un deboto del compositor alemán y su compenetración con una de las mejores orquestas del panorama actual. Con bis incluido, las Danzas húngaras núm. 5 del mismo Brahms.
Un Palau de la Música que pudo disfrutar de una velada única con un público entregado que no paró de ovacionar al maestro Zubin Mehta que, a sus 87 años, dejó clara su intención de no retirarse próximamente.